A LA VISTA DE UN ÁRBOL


Gotas que caen, no en lluvia sino de ojos que gritan en silencio clamando una voz inexistente. La tarde se va perdiendo dirigiéndose a una futura noche donde se piensa que las respuestas jamás llegarán. Sería imposible pensar que Ángeles, una adolescente de 15 años, sea consciente de toda esta reflexión, ella simplemente no sabe qué hace ahí sentada y pensando, según ella, en la nada; aunque realmente lo que ve es el sol que se va ocultando, ya que RA perdió la batalla, una derrota incluida en los sentimientos de la pequeña Ángeles.



  - Creo que deberías irte niña.

  - No deseo, acá o en casa es lo mismo.

El señor árbol acababa de despertar de su sueño diurno, pues es su deber por las noches cuidar su territorio de individuos que quieran contaminar la naturaleza. Ángeles no tenía buena relación con los árboles, asociaba la gran cantidad de años de lo señores árboles con seres cuadriculados y aburridos.

  - ¿Si es lo mismo, por qué estás acá? Al elegir quedarte es porque hay una preferencia con el lugar.

  - No sé, puede ser.

  - Entonces sí, así como también piensas no saber lo que quieres, cuando en verdad es lo contrario.

   - No sabes nada de mí, tus sermones no sirven con lo que yo puedo querer, crees que por tener muchos años sabes más que yo. Pues nadie más que yo puede conocerme.

   - Crees que porque tengo varios años no puedo comprenderte, me juzgas por ser viejo, pero no te has puesto a pensar que el vivir más de 100 años me ha permitido conocer muchas generaciones y tener siempre la mente joven. Nadie más que tú puede conocerte, eso es cierto, dime ¿verdaderamente te conoces?


El silencio de Ángeles fue más que suficiente para entender lo evidente, era alguien que ni ella misma se conocía, y se confirmó al llanto que detonó después de ese profundo silencio.

  - No sé qué hacer con mi vida, todo sale mal, siento temores y las malas emociones me invaden.

  - Las emociones no son ni malas ni buenas, solo son emociones. Está bien tener temores, eso significa que sabes que quieres hacer algo y provocar un cambio en ti. 

 - ¿Por dónde empezar?

 - Cuando quieras y como quieras, pero primero piensa qué deseas, no puedes pedir cuando no sabes qué quieres. Sientete dichosa, puedes escoger, yo tengo el deber natural de dormir por el día y estar despierto por las noches para cuidar el medio ambiente. El ser humano es el único en el  planeta que puede elegir su propósito de vida.



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